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lunes, 9 de julio de 2012

DEL IFE Y DE CHAQUETAS MENTALES

No soy quien para adivinar lo que se traen entre manos y menos para calcular las intenciones que encierra su afán, pero lo que sí tengo claro es lo que quiero  y eso es que hagan caso a las demandas de los ciudadanos que vamos con todo y a por todas, para que luego no nos salgan con que la pérfida historia no los supo valorar.




Estamos mal y de malas. La corrupción, la impunidad, el cinismo, la chafa elección sumados a la de por sí mala educación, poco trabajo y el crimen que nos tienen rodeado. El sistema que tantos frutos repartió entre tan pocos ya caducó y la teta mágica que pudo saciar a todo un pueblo, quedó enjuta gracias a la gula de la bestia que engendró la puta avaricia bajo las cobijas del poder.

Con excepción de muy pocos, todos se vendieron rematando un futuro que hoy debía ser nuestro presente. No quiero entrar en los detalles de las taras nacionales o los vicios partidarios o los compromisos vergonzosos o la conveniente fragilidad del Estado en todos sus flancos. Eso lo saben los políticos mejor que nadie, pero ¿Qué creen? ya también lo sabemos nosotros.



Hemos codificado el password que protegía la simulación de una elección limpia, las redes sociales no han dado la ventana que antes no teníamos y ahora más que nunca la abrimos para gritar la sarta de marranadas que todos vemos y que el IFE de la forma más vil se empeña en no validar. Si bien decía Luther King que no había nada más peligroso que la ignorancia natural y la estupidez concienzuda, el PRI se ha aprovechado de la ignorancia y necesidad de los más pobres y la estupidez de un organismo “ciudadano” que pretende engañarnos de que aquí no pasó nada. La suma de estos factores está dando como resultado la revuelta popular y sin afán de ser profético ni fatalista dudó mucho que a la postre esto termine en un final feliz.

Ya no somos el hijo deforme que se ahoga en su silencio y en su ceguera, ni hijo innegable de la ignorancia ciudadana y de la traidora clase política.  Somos ahora el hijo inconforme, el hijo intolerante, el hijo zombie, los rebeldes, los que no tenemos que hacer, los que le hemos dado la espalda a la confianza de las instituciones públicas -si es que alguna vez la tuvieron- que han tenido el descaró de intentar eliminar nuestra esperanza como si solo se tratara de jalarle el hilo a la media.

Los movimientos ciudadanos en general han rebasado para bien las alusiones partidistas, amarillos, rojos y hasta alguno que otro tricolor engañado por un pago que no llegó estamos al grito de guerra, la pregunta entonces es ¿Qué nuevo remedio para nuestros males pueden sacarse de la manga, cuando todos los diagnósticos son groseros de evidentes violaciones a las leyes? ¿Qué ridículos argumentos darán los tribunales para convencernos de que nuestras pruebas contra la elección son plenas exhibiciones puramente masturbatorias? No es aconsejable satisfacerse en la soledad cuando se pretende una relación leal con 113 millones de seres sexuados y aunque no esperamos que el IFE satisfaga nuestros deseos carnales de justicia si exigimos que con estricto apegó a derecho nos haga una chambita que por lo menos controle nuestra calentura revolucionaria.

Izquierdas rotas, derechas chuecas y centros elásticos conocen desde hace un chingo lo que urge hacer y cambiar para destrabar esta carreta que nomás carga fracasos. Terminen con los chantajes perreros, con el lucro de la necesidad, con las tentaciones que convierten en bazofia a cualquier servidor público. Así puto IFE te invitamos a ingresar a la historia como el organismo que le dio paz al país, la dignidad y el respeto que nos merecemos.

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