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viernes, 7 de septiembre de 2012

El TEPJF y el IFE al servicio del PRI

Vean nomás a este pinche gordo bien feliz por el billetote que se llevó. 

La imposición ha sido concretada. No podemos llamarle de otra forma a lo que acaba de suceder en nuestro país, y querer hacerlo es hacer un uso indiscriminado de los eufemismos. Acabamos de ser testigos de como siete magistrados decidieron que nuestra democracia no debía existir, y que lo poco o poquísimo que se hubiera avanzado en esta materia, debía ser olvidado y enterrado sin reparo alguno. El IFE y TEPJF se olvidaron que una parte importantísima de sus facultades y obligaciones era el ordenar una investigación exhaustiva para desahogar todas las pruebas que los partidos de izquierda presentaron; pruebas que si bien no eran suficientes para declarar la invalidez de las elecciones, si lo eran para obligar a las instituciones que podían -y debían- ir más lejos, a escarbar ahí donde los partidos y los ciudadanos no podemos. Me explico:

La coalición Movimiento Progresista presentó pruebas hasta donde sus facultades y alcances le permitieron, y fueron justamente estos límites los que le hicieron presentar evidencias que para muchos fueron desde inconsistentes (investigaciones periodísticas o testimonios firmados ante notarios, por ejemplo) hasta risibles (véase Expo-fraude y las granjas de chivos, gallinas y demás montadas en el Zócalo capitalino). Ellos estaban en su derecho de presentar lo que tenían, y era obligación de las instituciones electorales extender la investigación a otros campos donde probablemente -de haberse realizado- se habrían encontrado pruebas consistentes. El asunto es sencillo, ¿dónde se podrían encontrar pruebas de verdad, así, de neta... de las que no dejan lugar a dudas? En las contrapartes denunciadas. No con el PRI ni con sus gobiernos, acostumbrados todos ellos a mentir y esconder las evidencias muy bien (tienen práctica de más de 80 años pues), sino con el otro lado de la moneda: con Televisa, con Milenio, con Monex o con Soriana, por mencionar a algunos. Pero hay un problema: los partidos de izquierda no tienen ni el permiso ni la facultad de ir y exigirle transparencia en cuentas y facturas a estas empresas, no; resulta que si los abogados del PRD van y le piden, por ejemplo, a Monex, acceso a sus archivos de contabilidad, lo más probable es que Monex los mande mucho a la chingada. ¿Quién sí podría, entonces, pedirle esta información a Monex? La respuesta es sencilla: El IFE y el TEPJF. Estas instituciones están no sólo en su derecho, sino en su obligación de hacerlo. ¿Pero adivinen qué? No lo hicieron. ¿Por qué? Aquí es donde podemos ser malpensados. Y ya saben lo que dicen: piensa mal y acertarás.

El IFE y el Tribunal siguen insistiendo que todo fue muy como miel sobre hojuelas, y que nuestras elecciones, si bien tuvieron incidentes aislados, fueron ejemplares (no sé si con incidentes aislados se refieran a los indios rarámuris que fueron "aislados" en bodegas, amenazados por el narco con quemar sus casas si no votaban por el PRI. Si no me creen, aquí la nota). El caso es que no logro entender, si tan limpias fueron las elecciones y no hubo gasto excesivo ni compra de tiempo aire escondido, por qué tanto miedo a ir e investigar a Monex o a Televisa, si en teoría no encontrarían nada que inculpara a estas empresas, porque digo, ¿fueron muy limpias las elecciones, no? ¿Por qué no hacerlo entonces, por qué no investigar, para dejarnos a todos tranquilos? A lo mejor terminaban comprobando que, efectivamente, las elecciones fueron limpias (jajajajaja), matando dos pájaros de un tiro: por un lado, legitimar el gobierno de Peña Nieto, ese candidato que tanto aman; por el otro, callar a la ciudadanía insatisfecha que, saciada por fin su curiosidad de cuentas claras y transparencia, se regresaría a su casa a ver futbol y jugar videojuegos y esas cosas que hacen los ciudadanos satisfechos. Porque si el Tribunal hubiera decidido llevar la investigación al fondo, a lo oculto, a lo intransitable, y no hubieran encontrado pruebas de nada, ya poco nos quedaría como argumento a nosotros los inconformes y revoltosos para estar reclamando en las calles. No nos quedaría de otra, tendríamos que aceptar la derrota. Pero no fue así, el Tribunal no investigó nada. Los consejeros del IFE (o quizá sea más adecuado llamarlos abogados del PRI en vez de consejeros del IFE, para como manejaron las cosas ya no sé distinguir entre estas dos especies), decidieron tomar el camino fácil de descartar todo, a veces usando justificaciones ridículas, como el caso de la acusación a Loret de Mola de haber recibido dinero para hablar bien de Peña Nieto; ¿saben por qué esta queja fue desechada por los consejeros-abogados-priístas? Porque Loret de Mola mandó una carta aclarando que él nunca había recibido nada y asegurando que él era un profesional y nunca caería en semejante práctica antiética. Aquí sí yo ya termino en el suelo, partido por la risa; el día que atrapen al Chapo Guzmán lo van a dejar libre porque el señor va a escribir una carta asegurando que él es un hombre muy decente y jamás se ha dedicado al narcotráfico, y pues ni modo de no creerle, cómo vamos a ofender a tan respetable señor. Por favor. Al final del día, no importan los testimonios de la señora Maxine Woodside (donde ella misma asegura entrevistar a políticos no por gusto, sino porque le pagan) o las declaraciones de Ana Cristina Covarrubias respecto a cómo le habían ofrecido dinero por cucharear sus encuestas a favor del candidato del PRI (aquí la nota). Al final del día no se hace una investigación a fondo cuando a todas luces es más que necesaria. Señores magistrados, si no es por su país, ¡cuando menos por la puta curiosidad! A menos, claro, que ya lo sepan todo. Sólo así entendería su falta de sed de verdad. 

El Tribunal y sus magistrados se olvidaron de hacer lo que les correspondía. Quizá un puñado de billetes de a mil les nubló la memoria, dicen que el dinero puede comprar todo, supongo que también puede comprar el olvido y la demencia fingida. Ok, tal vez estoy siendo muy malpensado; les pido una disculpa a estos héroes de la justicia electoral por mi suspicacia, pero el hecho de que no se haya investigado (como incluso la ley lo establece), no hace sino pensar que los magistrados tuvieron mucho, pero mucho miedo, de que si buscaban, iban a encontrar un cochinero. Y como los magistrados y consejeros son personas muy limpias, que no gustan mucho de ensuciarse las manitas (no vaya a ser que manchen el reloj Rolex o la camisa Ermenegildo Zegna), pues nosotros los ciudadanos que no tenemos ni las herramientas ni las potestades legales para exigir transparencia, nos jodemos. Porque por ley, nosotros como ciudadanos libres y apartidistas, no tenemos absolutamente ningún recurso ni derecho a impugnar una elección (ya vimos como nuestras firmas fueron rechazadas sin discusión alguna). Y al final del día (sí, otro "al final del día" muy triste"), los partidos políticos, TODOS, sean o no de oposición, pasarán a ocupar su curul en el congreso y a vivir de nuestros impuestos; para ellos no tiene mucho sentido desconocer el sistema y las instituciones que les dan de comer; sistema e instituciones que desde hace mucho tiempo han dejado de trabajar para la ciudadanía. El TEPJF actuó como cualquier otro pelele del PRI hubiera actuado. El TEPJF y el IFE están al servicio del PRI y de quién sabe qué otros intereses, lo cierto es que de los intereses del pueblo, no. 

¿Y qué nos queda a nosotros? No tenemos ninguna vía legal, ya todas se han agotado. Nuestro único camino es la la resistencia y la desobediencia civil, la organización y la movilización ciudadana. No es un camino fácil ni será un camino rápido, pero es el camino que debemos tomar. Es tiempo de empezar a apoderarnos de los espacios públicos (espacios que nos pertenecen), para así, cada vez que nos recuerden que ellos tienen las instituciones, recordarles que nosotros tenemos las calles. 

Mi twitter: @sidyasi

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